Las mañanas que van detrás de una nebulosa de vino, suelen ser un poco oscuras, densas, pastosas, jajaja... vamos, con resaca... pero aquella era un poco diferente, abrir la ventana del hotel, y ver luz, una luz especial... sí, porque los días luminosos en Barcelona, son bonitos, pero no tienen esplendor, siempre, una ciudad, tiene un aire opaco, por la polución... recuerdo que hace ahora una semana y media, Barcelona tuvo un día espectacular, se veía a kilómetros, era porque el día anterior, el aire había soplado fuerte, y húmedo... y claro, limpió la capita de polvo y polución que siempre hay...
Pues Donosti ni siquiera tiene esa capa, porque la verdad es que era un día fantástico, una luz tremenda, un sol que iba jugando con nubes, y un calor sorprendente, que nos dejó un poco fuera de juego, sobre todo a mi, con mis tejanos, jajaja...
Salir del hotel y decidir desayunar, pero claro, finos finos, no íbamos, y de pronto la playa de la Concha... llegas, te paras, te apoyas en la valla, y miras... disfrutas, es una bahía cerrada por dos entrantes que acarician a una isla que está justo en medio, la isla de Santa Clara, que nos sonaba que tenía playa, pero no la pudimos ver... debe tenerla escondida...
La arena es limpia... y lo primero que sentí, fue una envidia terrible, ya que nosotros tenemos al lado de casa la playa de la Barceloneta, y lo digo alto y claro, ES UN ESTERCOLERO en verano, la gente en Barcelona, y no digo solo los residentes, si no los turistas, son unos mal educados, lo dejan todo tirado... mejor no pienso...
En una punta la playa de Ondarreta, y la más larga, la de la Concha... el paseo es magnífico, pasando por el Palacio de Mar, el Naútico... bufff... la gente mayor jugando a voley, los jóvenes con los trajes de neopreno fino practicando surf esperando holas junto al muro de protección, mujeres mayores paseando... es vida... es un color y un lugar especial.
Me sorprendió una cosa, miras hacia la isla que inicia la bahía, y ves que el mar rompe allí, al otro lado, y después viene hacia la playa, con calma, pero apenas a 15 o 20 metros, se alza, levanta, y muestra una ola, y otra, y otra, que se entrecruzan, y que son el regalo para un grupo de chicos que esperan en la playa, para lanzarse con sus tablas o planchas, y cabalgar esas diminutas pero muy fuertes olas surgidas de la nada... sorprendente...
Nuestro paseo se interrumpe con un desayuno suave, en una panadería de una zona tranquila, y la verdad es que el cortado está como a mi me gusta, y ojo que soy cafetero cafetero, demasiado y todo... y el pincho de tortilla, ummmm...
Volvemos al paseo... y ya estamos en la playa de Ondarreta, que cambia algo, es menos chic, limpia igual, pero ya tiene dos chiringuitos de los conocidos en cualquier playa, jajajaja, le quita Glamour, jajaja... el paseo sigue, y por fin llegamos al final... sorpresa, un lugar que tiene un sonido especial, hay gente, el mar rompe allí, no siempre con la misma fuerza, porque si algo aprendí en el submarinismo, es que el mar, las olas, tienen ciclos, de 7... pero de pronto se escuchaba como un soplido, y la gente medio chillaba... era la zona del Peine de los vientos, tres esculturas moldeadas e imaginadas por Chillida, que hacen la función de peinar los vientos en la punta donde comienza la ciudad, o donde muere el paseo, o tal vez es donde comienzan los acantilados, o donde muere lo salvaje... y el sonido ???... el sonido proviene de una cavidad que deben haber construido justo debajo de aquel suelo, donde al golpear las olas, llena esa cavidad de agua, y el aire que estaba, sale por unas ventanas cuadradas que pisas, y por las que surge haciendo un "uuuuuhhhhhuhhhhh..." que sorprende...
La verdad es que aquel sitio me encantó, es para estar un día de muy mala mar, bueno, digamos mala mar, bien cubierto, y disfrutar de las olas... si alguna vez me pierdo, y me queréis encontrar, buscarme allí... buscarme...
Después sorpresa, Monte Igeldo, porque la zona que os he comentado, está justo en la falda de este monte... se puede subir de dos maneras al Monte, o caminando, o con un funicular de tiempos antiguos, y la verdad es que no es caro, además da de si para hacer buenas fotos, creo que subir y bajar son dos euros y algo... pagas, esperas que bajes y te subes... todo de madera, vetusto, pero limpio... solo tiene un pero... el chico que nos tocó en el vagón como conductor... muy serio, debió tener mala noche... por fin se pone en marcha, y te va regalando buenas vistas de la ciudad... que no son más que el preludio de lo que tienes arriba...
Es un parque de atracciones, bastante antiguo, la verdad, pero que tal vez esa es la gracia, que no es un lugar super moderno lleno de ruido infernal, para nada, es tranquilo, acogedor, da gusto pasear por allí, y como no, tomarte una cerveza en la terraza desde la que puedes desplegar tu mapa, y ubicar las cosas de la ciudad...
Y las vistas... buffff... ahí sí que te enamoras del todo de la ciudad... y más en un día así...
Pero como todo en la vida, tiene su fin... jajajaja... el hambre, la hora de comer... volvemos a coger el funicular de bajada, y para el casco, volviendo por nuestros pasos, disfrutando de nuevo del paseo, pero con la visión contraria... jajaja... todo cambia en un lugar si vas en un sentido o si vas en otro, tienes nuevos detalles en los que no había caído...
Así, de pronto en el ayuntamiento, y seguidamente en el casco... el bullicio es gustoso de ver, sábado, las dos y cuarto, y la gente en las puertas de las tascas y restaurantes, con la cerveza o el vinito, y algún que otro pincho... vamos caminando... porque hoy apetecía comer sentados...
Algo nos hace pararnos delante de varios restaurantes para mirar las cartas... pero yo me dirijo a uno, no sé por qué, pero voy allí, lo veo, miro la carta y perfecto... total que entramos y nos dicen que debemos esperar 45 minutos... damos el nombre, y a pasear por el casco... compro una serie de loteria de navidad para la familia, ojo, que el número ni lo he mirado... jajajaja... y nos vamos para el Egosari que así se llama el restaurante, y la verdad es que no tengo nada con ellos, pero el trato y los pinchos.... buffff...
Entramos, faltan 15 minutos y vemos de pronto un pincho de revuelto con gambas en base de cesta de patata que acaban de poner en mostrador, que tiene una pinta espectacular, lo pedimos y cerveza para abrir boca... se me hace agua ahora mismo recordándolo... bufffffff.... espectacular...
Total que bajamos al restaurante y comimos de muerte... yo mi chuleton... no muy bestia, y Anabel su Txangurro... con una muy buena relación calidad-precio....
La tarde... la tarde fue otra cosa... ale Espanyol ale ale aleeeeeeeeeeeee... tengo que decir que este viaje tenía dos partes, una conocer la ciudad, otra ver el Espanyol en Anoeta... solo puedo decir que destacaré dos cosas de todo lo que sucedió, lo mejor y lo peor.
Empezaré por lo mejor. Una hora antes del partido, Anabel iba con una bufanda del Espanyol, y yo con la camiseta amarilla de mi club y una bufanda... a nuestro alrededor, no exagero, más de doscientas o trescientas personas con camisetas de la real, en unos bares cercanos, y allí nos tomamos nuestras cervezas, con deseos de la gente de que gane el mejor, y te saludaban tan agradablemente, tan amistosamente, no nos sentimos para nada cohibidos, son naturales, de su tierra y de su gente, pero abiertos al mundo... nos hicimos fotos en una peña de allí, vamos que todo espectacular...
Pero, ya he dicho que hay lo peor... una vez en el estadio, y sentados, todo comienza, futbol, que es un deporte... pero hay personas que no entienden de educación... no la conocen... y ojo que de estos hay en todos los lados... pero en concreto tenían unas pintas raras, un grupo bastante numeroso, busca refriegas, que no pararon de insultar con cánticos como "españoles hijos de puta...", me daban ganas de decirles a estos señores, que tal vez iban de "vascos", que nosotros somos "catalanes"... un lunar muy negro para una gente muy buena... pero están y son... lo dejo ahí...
Después, pues nada, al hotel, cambiarnos... un detalle, fuimos andando del campo al hotel, eso es lo bueno de Donosti, que todo está cerca... y al casco, como no, directos a Egosari... pero nada de mesa, y nada de chuleton... tocaba probar los pinchos... y la verdad... recomendable en grado sumo, pero para disfrutar, para ir poco a poco, sin prisas, deleitarse de lo que tienen, que es mucho y bueno, esperar que vayan sacando y observar, porque además es uno de los pocos sitios que te describe con detalle que es lo que tiene cada pincho, elogiable, ya que pocos lo hacen... un colofón magnífico y destellante para una experiencia especial...
Como digo, un sueño cumplido, una ciudad sentida, vivida, admirada, tal vez si la Real y el Espanyol siguen en primera, sea ya visita obligada, venir a ver a Donosti, visitar su casco, disfrutar de su cocina, de los vinos, de la gente, de la cerveza antes del partido, del partido, de las vistas, de la tranquilidad que se respira, del aire limpio, de una ciudad en la que no me disgustaría vivir... pero me quedo con Barcelona...
Buen fin de semana para todos...
2 comentarios:
Describes tus viajes, no se si con entusiasmo o con lujo de detalle, pero por alguna razon los que te leemos sentimos que viajamos contigo, incluso hasta llegamos a saborear esos pinchos (que no se lo que sea, pero supongo que es algo asi como bocadillos, jeje).
Por cierto, que es un "chiringuito"? por que de eso si, ni idea.
Gracias por compartir con nosotros toda la emocion que experimentas al viajar.
Un abrazo.
Mis viajes son vividos... y recordados... después, simplemente, los cuento, los explico, y con ello obtengo dos cosas, una, volver a sentir las sensaciones... y otra, sentir que estaís conmigo en esos viajes...
Pinchos... si miras la foto que salgo apoyado en una barra de un bar... y te fijas en los platitos, pues eso son los pinchos, que no siempre van con pan, son pequeñas degustaciones de "inventos" culinarios que se hacen, o cosas más conocidas de toda la vida... entras, te dan un plato, y eliges a tu gusto... luego pagaras según la cantidad...
Chiringuito... jajajaja... es cierto, fuera de aquí, tal vez no se entiende esa palabra... imagina una playa, y un pequeño bar en medio de la arena, más bien rudimentario, de plástico, de PVC, o algo así, y que venda bebidas, algunas bolsas de patatas, y que la gente hace vida allí, entre copas, arena, bañador y más gente... eso es un chiringuito... suelen estar en las playas, en los ríos, y en cualquier sitio que la gente esté disfrutando de la vida...
Besitossssssssssssssssss...
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