martes, 14 de octubre de 2008

Merecer... o no merecer...



Hoy la jornada es diferente, me encuentro entre estas cuatro paredes que habitualmente recogen mis huesos, pero en un horario diferente, provocado por el maldito robot 21 que ha necesitado más mimos de los habituales, así me acompaño de la nocturnidad para poder adentrarme en mi mismo, y poder sacar un poco de lo que me quema por dentro, o de lo que pienso...

En verdad me he dado cuenta de que este blog ha pasado más de ser un blog de sentimientos, como era mi intención al inicio, a un blog más descriptivo, tal vez por los viajes, o por el momento, o por no querer mirar dentro de mí, pero hoy con la tranquilidad de que mis compañeros no aparecerán hasta por la mañana, voy aprovechando para "sacar"...

Hace días una persona entonó un verbo complicado, complicado por el mero hecho del padecer o del hacer, el verbo más movido de los muchos que existen, el de merecer, merecer por activo, es decir buscar conseguir lo que de verdad me recompensa por lo que soy, o el merecer pasivo, más bien el recibir.

La vida nos va dando muchas lecciones, pero a pesar de ello no somos tan sencillos en su evaluación, o en lo que se debería sacar como conclusión, no, nosotros no podemos hacer sencillo lo que lo es obviamente, de ahí que nuestras capacidades de esperar algo de los demás, se lanzan al infinito, no nos vale con una caricia, un apoyo, una sonrisa, una gracia, un saludo, un comentario, algo normal que nos transmita que somos humanos, y que por tanto tenemos una cualidad que nos diferencia de los animales, la humanidad. Pues no, vamos mucho más allá.

De esta necesidad de obtener lo mejor de las personas, nace el listón, ese listón que nadie sabe muy bien donde se encuentra, ni si está en medio de un circuito de obstáculos, o tal vez en medio de una pradera llena de hierba verde y fresca, y que por el azar de las cosas, un listón mágico se encuentra suspendido en el cielo por unos cordeles que no se ven, o tal vez es un tunel oscuro, con el hollín de las miles de maquinas de vapor que han ido pasando, y el listón no es más que una barrera de hormigón que se alza sobre las vías, esperando que en algun momento algo ose superarla por la abertura que deja entre el y el techo.

Sea como sea, ese listón, el que parece que no se mueve, el que parece fijo y sólido, es un listón "vivo", un listón que sufre con nuestros momentos, con nuestros pasos, con cada día que vivimos, un listón que se alza tal cual necesitamos que se alce, y que otras veces no baja, por más que lo desearíamos con locura, necesitando tener en ese momento el resultado de un "pasa todo" que nos trajera una caricia de una persona que nos transmitiera algo más que amistad.

Somos exigencia pura, para con nosotros mismos, y como no, para con los demás. Es nuestra forma de ser, siempre pendientes de como vestimos, de como son, de como piensan, de lo que opinan, somos más que nada en este mundo observadores, unos más que otros, entre fisgones y chafarderos, nos inquieta no saber, y nos molesta no comprender, siempre al acecho, tal vez es más la mujer la que cumple estas premisas, y de ello hace que sea mucho más preparada que el hombre para el control del listón, y por ello es de largo, más sufridora, más entendida, más incomprendida, más presuntuosa, más bella, más traicionera, más atenta, y más humana.

El listón nació una vez, no se sabe muy buen cuando, pero nació, y a partir de esa fecha estuvo en nuestra vida cual bandera que marca el país, la región, pero está, una veces somos más conscientes de su existencia, otras quisieramos borrarlo de un plumazo, y otras, la mayoría somos sufridores de su altura. Porque quien no ha deseado tener alguna que otra oportunidad, no de saltar el de la otra persona, si no el de que alguien con cara y ojos intente acercarse al nuestro, que ose pertubar nuestra paz y tranquilidad, adivinando sus pasos que se acercan sigilosos, que intentan ganar impulso apoyados en unas buenas piernas, con unos gemelos potentes, fuerza y virilidad, intento e inteligencia, poder y convicción... y entonces... qué ocurre? que nuestro listón salta, crece, se alza, como imponente barrera, que lo es, y que parece cobrar vida, para evitar que el instigador tenga éxito, crece para qué?...

Para protegernos, para asegurar nuestra existencia, para que nos podamos quejar de nuestra solitud, para que volvamos a ser incomprendidos, faltos de amor, faltos de caricias, faltos de cariño, volver a poder decir que una vez fué, y que ya no es... pero no es porque no dominamos nuestros actos, porque no somos capaces de dejar que el intento tenga, al menos, el placer de conseguirlo, de dejar que por una vez esas piernas valgan la pena en su impulso, que no nos cerremos en banda, que seamos capaces de esperar al otro lado, tranquilos, sosegados, preparados para disfrutar de lo que pueda ocurrir, o bien, listos y sagaces para evitar que el usurpador que no es deseado, permanezca más de lo necesario...

Y qué ocurre cuando por una vez el listón no se alza lo suficiente, o lo hace, pero tarde, justo cuando los talones del atleta que lo intenta, han pasado la barra... entonces entra el miedo, el caos, el descontrol, pero no por lo que pueda hacer esa persona, si no por nosotros, que no estamos ni acostumbrados ni preparados, con lo bien que se vive desde la distancia al amor, desde la barrera alta y segura, viendo como la gente camina sus tardes, como viven sus momentos, sí, sintiendo envidia del que tiene éxito, pero sintiendo poder cuando vemos el fracaso, fracaso que ya vaticinamos, pero para nuestros adentros, así nadie nos puede culpar de atisbo del negativo.

Pues de pronto nos encontramos ante esa persona, valiente, confesa, deportista, natural, auténtica, capaz de algo importante por nosotros, atenta, cariñosa, y como no entregada, persona que pretende intentar acompañarnos en nuestro día a día, sin tal vez más intención que la de estar presente, la de compartir, la de ayudar en el día a día, y quien sabe, puede que dentro de un tiempo algo más se ubique en la misma zona, algo más sólido, más importante, más necesitado, más real, pero de momento es solo una presencia que ha superado el listón, que queda atrás, aunque lejano y alto, más que nunca, ya que ha sido superado, y no nos podemos permitir el lujo de dejar que otro usurpe... porque que sería de nosotros cuando de pronto dos personas se encuentren a este lado, nos sentiríamos abrumados, desprovistos de argumentos que utilizar, de pasos que dar, miedo, angustiados.... mejor no pensarlo...

Y qué defensa nos queda... cuando nada más que nuestra cabezonería, y nuestro orgullo de no sentirnos vulnerables, nos quedan como armas para arrojar... de pronto, y sin saber muy bien como... nos encontramos desbalidos, desprotegidos, desnudos, sin protecciones, sin barreras, y surge una... la auténtica desesperación, la única que no tiene remedio, porque la sacamos nosotros, y no hay nadie que la pueda eliminar... la barrera del "merecer"...

Sí, cuando la persona vale la pena, cuando además hace el gesto del acercamiento, cuando le cuesta, pero consigue pasar el listón, cuando parece que todo está en el lugar indicado y obvio como para dar el paso por nuestra parte, somos lo contrario, somos el despojo de la valentía, somos la cobardía en grado sumo, y entonces nuestro miedo coge una forma, la forma más virulenta en no querernos, la pregunta de :

"... merezco a esta persona???..."

Mereces siempre lo que tienes, por eso lo tienes... no te lo niegues...

P.D. Como decia Joaquin Sabina : "Pero como explicar que me vuelvo vulgar al bajarme de cada escenario"... al igual me siento yo... "Pero como explicar que me vuelvo sencillo y humilde al poner un punto y final en mis cartas"

5 comentarios:

P de S. dijo...

Yo personalmente merezco y valoro lo que tengo. Dos hijos guapísimos (pasión de madre), cariñosos, el mejor regalo de mi vida.

Ahora tranquilidad en mi casa, eso lo valoro muchísimo, encontrarme a mi misma, tener paz en mi interior es lo mejor de la persona, y yo tengo PAZ EN MI INTERIOR.

No veo ese liston, quizas soy mujer, y no se si me pongo listones, creo que esos listones son barreras, y estoy en contra de las barreras, y esa barrera es como tener miedo, y ese miedo es privarte de LIBERTAD. Vivir con miedo, encerrado en tus propios sentimientos no es vivir, solo es vivir en soledad.
Mi problema es que yo no se estar sola, me horroriza la soledad, durante este ultimo año he buscado la compañía con tal de NO ESTAR SOLA, el problema era mio sin saberlo.

Ahora se estar SOLA, y necesito momentos de mi soledad, pero una soledad mia necesaria, no impuesta. Con la tranquilidad interior que cuando quiera estar con mi pareja la tengo 100% a mi lado, eso es maravilloso y valoro mucho y se lo que tengo porque hace poco que lo he descubierto y voy bien hacia este puerto.

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Vicky dijo...

Jolines, te echo de menos... me doy contra la pared (muro) y vuelvo a darme sin encontrar tu respuesta... te voy a morder... una oreja...

Cancer Lunatico dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Vicky dijo...

Mis mordiscos son suaves y dulces, sabes que no te haría ningún daño, creo que te gustaban. Y no, no tengo la rabia aunque a veces lo parezca. Sigo de primera linea a l'Espanyol i quan guanya o perd sempre penso en tu...