miércoles, 7 de mayo de 2008

Cuando todo va mal... puede ir PEOR...

... pero... es así, hoy tal vez a diferencia de otras mañanas mis dedos necesitan volver a correr veloces por encima de este teclado, teclado que ha soportado la transmisión de mis mejores momentos mezclados con muchos otros que no son de buen recuerdo.

Hoy tengo ante mí la necesidad de buscar algo positivo, algo en lo que fomentar un punto ferreo, un punto que me ayude a soltar una sonrisa, a dibujar un rictus de alegría, en parte alguien ya me lo ha facilitado, alguien me ha dado ese gramito de alegría, simplemente diciendo "tranquilo, existo y soy feliz"... tal vez eso es lo que me ha ayudado a dibujar de nuevo esperanzas.

Estos días a diferencia de otros, no hemos tenido contacto, era un aviso, una necesidad de ubicarme de encontrar el sur y el norte, de saber si girar a la izquierda o a la derecha, de intentar empujar mi vida en la dirección correcta, y sí, esa persona que decía que luchar contra el destino era imposible, tenía razón. Lo que he pretendido no es luchar para variar su dirección 90 grados, no, simplemente lo que he querido es estar preparado para recoger lo que su oleaje transporta flotando, lo que se dislumbra desde una playa solitaria, lo que el horizonte te trae. Prepararte para saborear todo eso.

Esta tranquilidad ha hecho que esté superando un pequeño bache en la vida, sí de esos en los que a paso que das parece que el mundo cruja, que de pronto surja una grieta debajo de tu pie, que un humillo procedente de la tierra avise de que tal vez en ese mismo instante un volcán vaya a entrar en erupción justo debajo tuyo, entonces das otro paso, acompañado de un salto, como queriendo dejar atras el peligro, y ... jajaja.... a peor... tal vez ahora tratemos de una tubería de agua de alta presión, que resuena en el subsuelo, amenazante, capaz de impulsarte a decenas de metros de altura... pero aún así solo nos queda seguir dando pasos.

La verdad es que no me puedo quejar, son pequeños problemas en un gran vida, tal vez son problemas que se van sumando, que se van agolpando, que se colocan uno al lado del otro, formando una pequeña vaya que no te deja ver lo que hay detrás, las soluciones, y nosotros, en vez de erguirnos con el cuello estirado, nos vamos sintiendo cada vez más pesados, los hombros se van cayendo, la espalda se curva, las rodillas se flexan, y así, sin querer apenas rozamos el metro de altura, y claro los problemas están y cada vez son más... o no os sentís así algunos de vosotros...

Ayer me dí una lección de tranquilidad, era lo que necesitaba... tal vez acompañado todavía por el bien que se lleva uno cuando alguien te agradece tu ayuda, cuando alguien que está pasando un mal momento encuentra una mano amiga, sin importarle si es conocida o no, simplemente la toma y se sustenta con ella. Simplemente era un curso de submarinismo de nivel inciciación, allí estaban todos ellos, con sus nervios, con sus ansiedades, con sus preocupaciones, con todo junto, agobiados, acalorados, con el sobre peso que parece una losa cuando por primera vez te colocas todo el equipo, y delante una piscina amenazante, la misma piscina que unos peques, de apenas ocho o nueve años atravesaban con su gorrito, sus gafitas y su bañador, pero esa piscina era para los intrépidos submarinistas novatos tal vez el mayor de los peligros a los que se enfrentaban en los últimos años... pero para eso estamos los que ya sabemos algo, para colocar la mano que les dé soporte, y ver un momento "malo", y que de pronto buscan la solidez de la fragilidad de tu mano, y se aferran, luchan y consiguen su objetivo, para después girar la cabez y decirte con la mirada... gracias por estar ahí...

La mañana la encaro diferente, tal vez porque recuerdo el pasado, pasado ya lejano, pasado en el que me solía encontrar fuera de casa, en estancias de uno o dos meses, pasado laboral en el que tenía un proyecto delante, una puesta en marcha de una instalación, un simple proyecto industrial, pero que para tí era una ilusión y un reto. Tenías un mes por delante para hacer todo el trabajo, pero lo que parecía lejano en el tiempo, de pronto, sin darte cuenta se convertía en pocos días para la fecha crucial, los problemas surgian, nacían de cualquier rincón, a penas dos días antes de arrancar, la sensación que te atravesaba era la necesidad de volatilizarte, de salir corriendo, daba igual si llevabas algo puesto o no, la pregunta que te hacías era "que coño hago yo aquí metido en este pastel?" pero seguías dando pasos, con la seguridad de que nada iba a funcionar, de que todo sería un fracaso... pero llegaba la fecha y arrancaba...

Hoy espero lo mismo, arrancar y poder regalar una sonrisa...

Agur.

P.D. Pido disculpas, sobre todo a aquellas personas que llegaban a su lugar de trabajo, y que sin casi darse cuenta, entraban en esta página y dejaban caer sus ojos sobre lo que este humilde chico les había soltado, porque en parte era como sentirse humanos, como saber que alguien desde el otro lado te transmitía una compañía y una amistad, alguien que tenía problemas, defectos, dudas, miedos, aciertos, alegrías, sueños, divagaciones, corazón, dolor, sonrisas... a todos os pido disculpas porque sé que cuando uno se acostumbra a algo, cuando de pronto no lo tiene sin más, se echa mucho de menos...

Un placer...

1 comentario:

Nutriética Dietética dijo...

Un placer leerte..Gracias por compartir.