jueves, 27 de marzo de 2008

Relato Breve Intenso Erótico

… los azotes del viento no hacían otra cosa que molestar, que volver a hacerla sentir culpable, culpable porque siempre se había sentido así, del fracaso de su matrimonio, de no haber dejado de dar ciertos pasos en su vida, de no haber dibujado las miles de oportunidades que se le habían mostrado, la maldita culpabilidad, esa que a veces los ansiolíticos y los antidepresivos hacían desaparecer, aunque ahora que lo pensaba solo había un momento donde dejaba de sentirse culpable… pero no quería recordarlo ahora, ahora solo tenía atención al ulular del aire que se colaba por aquellas rendijas…

El día no había salido mal, pero el final, el final había sido lo peor. El curso fue bueno, aburrido y monótono a ratos, pero fue interesante en su conclusión, en parte porque hizo perder el miedo que la había poseído a lo desconocido, por no tener el ansiado control, ese que dominaba aquel apenas metro cuadrado y medio que era la mesa de su oficina, donde ella reinaba, donde nadie, y sobre todo nadie masculino tenía los hilos, allí era la reina, la poseedora de lo más sublime, el poder, la información. Además el profesor había resultado sorpresivo, en parte porque se hizo una primera imagen de él, campechano, en parte hasta vulgar, pero luego en las charlas entre cigarro y cigarro pudo dibujar una mente inteligente, irónico, locuaz, vivo, inteligente, y hasta cierto punto utilizaba palabras que lo hacían sensual, tal vez por el sonido de esas frases que entonaba con tranquilidad.

Todo era bueno, hasta el menú del restaurante había sido del gusto de casi todos los asistentes, y ahí empezaron las risas, tal vez ayudados por ese buen caldo de la Ribera del Duero, un vino que entraba suave por la garganta, que alborotaba el estómago, y que llevaba una alegría inusitada a la mente, dando por el camino, un color rojizo y brillante a las mejillas. Ahí notó las miradas impulsivas, concentradas, delicadas, perseverantes, y sensuales de aquel chico, es chico que no era la primera vez que veía, aunque ahora no recordaba bien de donde era, le sonaba al norte, tal vez a la parte de Galicia, o podría ser vasco, no lo recordaba bien, pero le hacía gracia aquella manera de mirar, entre el deseo de un hombre adulto, y las ganas de saber de un niño.

La cena fue todavía mejor, con el ambiente distendido de haber terminado una jornada larga, difícil, pero que había dejado un buen sabor de boca, un sabor que se prolongaba en sonrisas en los labios, en saludos a la puerta del hotel, en pequeños comentarios todos alegres y joviales, en grupitos de conversación amena, inteligente, divertida, entre bromas y no bromas se iban diciendo cosas que nadie imaginaba que por la mañana se pudieran a llegar a comentar, pero era así. En la cena ya, todo fue in crecendo, todo se regaba de nuevo con buenos caldos, y la comida era escasa, tal vez porque era gustosa, aterciopelada en su contacto con el paladar, sabrosa, tierna, jugosa, deleitante, embriagadora, sublime, pero como tal, corta en el contenido, tal vez porque si fuera en grandes cantidades, no se podría tener esa sensación tan anormal que da lo nuevo, lo bueno. Solo sabía que estaba feliz, que el día era feliz, y que luego esperaba tal vez un par de cafés con el grupo, porque al día siguiente había de nuevo curso…

Al terminar la cena, todos fueron hacía la barra, allí se podía fumar, y era mucha la necesidad que se había creado, tal vez un poco mitigada por las buenas sensaciones, pero cuando llega el bajón que produce el vino una vez se inicia la digestión, en ese momento los fumadores notaron como pinchazos en su cuerpo, como una energía que les provocaba una ansiedad terrible por poder fumar, no tanto por fumar, si no por el mero hecho de no estar en un lugar que lo prohibiera. Ya en la barra, y sin casi notarlo, estaba hombro con hombro con aquel chico, no se había dado cuenta de si era él el que se había acercado, o simplemente ella la que navegando todavía en los efluvios del vino, había depositado sus huesos ante aquel hombre que la estaba cautivando, o, simplemente la estaba haciendo sentir viva, grácil, guapa, entusiasta.

La conversación surgió, era educado, atento, agradable, con destellos de humor, con destellos de pícaro, y con destellos de maldad, era un hombre que te daba y te quitaba, era un hombre que sacaba de las casillas a cualquier mujer, un hombre que gozaba de buena salud, y de una sonrisa maravillosa, pero que no la mostraba, solo de vez en cuando la dejaba ir, un hombre diferente. Se habló de todo un poco, pero principalmente de lo laboral, aunque las miradas no dejaron de buscar los ojos del otro, ni recordaba las veces que los había retirado cuando los notaba clavados en los suyos, y tampoco recordaba las veces que había buscado su mirada cuando estaba atento a otros lugares, era una atracción viva, volcánica, excitante, tanto que sin saber muy bien como, notó que sentía algo más, una necesidad, un calor, una sensación de presión por su ropa interior, empezaba a desear a aquel chico…

La despedida fue breve, y general, en tumulto, con besos de despedida amistosa de todos con todas, buscó su momento con el chico, pero no lo hubo, estaba aparcando el coche en el parking del hotel, y maldita sea, no quería parecer una buscona, si hubiera esperado en el hall, tal vez se habría quedado sola, y entonces se podría haber despedido de él, a solas, pero tampoco era su deseo que alguien la viera en esa situación, porque todos la conocían, y siempre estaba el hecho de hacer lo que se espera que hagas, pero sobre todo, no hacer lo que no se debe hacer…y así llegó a su cama…y ahora se encontraba ahí, sentada, pensando en su día, tal vez sin darse cuenta, era el primer momento en el que tenía un instante para recapacitar…

De pronto la puerta sonó, o fue su imaginación, era una duda, pero no, volvió a sonar, sin saber muy bien como, descalza, esquivo los zapatos que estaban por en medio dejados al azar, al maldito azar que casi la hace tropezar, y desequilibrada llegó a la puerta golpeando su hombro contra ella, por Dios que imagen, pero no pensó, y abrió la puerta, no cayo en que ya no llevaba la camisa blanca que había lucido esa noche, esa camisa que le había dado tan bueno resultado en otras veladas, esa camisa que ahora descansaba en una percha, pero no recordaba que llevaba su parte superior del pijama puesta, pero daba igual, abrió la puerta.

Sorpresa…

Al otro lado estaba María, una compañera del centro de Madrid, de pronto todo se volvió áspero, melodramático, vacuo, estéril, horrendo, tanta ilusión depositada en apenas un par de segundos, tanto rozar el perfil del dolo esquivando a los zapatos, todo era de nuevo banal. Solo era una llamada de recuerdo para concertar la hora del desayuno, desayuno que como siempre volvería a ser laboral, repasando agendas, objetivos, etc.

Se despidieron educadamente, y volvió al interior de su habitación, sentada de nuevo, con la sensación de la oportunidad perdida, con la sensación y la necesidad de llamar a recepción, de pedir el teléfono, o tal vez la habitación de ese chico, y salir corriendo hacia su puerta, de llamar desesperadamente, y de pedirle que la hiciera feliz aquella noche, que la poseyera como había deseado horas antes, como tal vez había deseado durante todo el día. De pronto la puerta volvió a sonar, fue breve, pero era una llamada, se levantó con desgana, buscando de nuevo en su mente que había podido quedar por ligar con María, que detalle aparecía como novedad de nuevo, y abrió la puerta mirando el suelo, como el que espera algo monótono, como el que ya sabe que lo que tiene que llegar no es más que un paso más, uno de millones de pasos… pero una mano le cogió la barbilla, se la elevó, notó unos ojos que se clavaban en los suyos, y sintió un calor externo que provenía de sus labios, notó como una dulzura hasta entonces desconocida se derramaba por su interior, sin saber donde nacía, notó un beso tenue dulce agradable sublime, sorpresivo, lascivo y pecador…

La puerta se cerró detrás de ellos dos, los besos volaban, no había palabras, en cambio todo estaba lleno de contenido, todo tenía un significado. Ella estaba como poseída, y él sabía poseer, era la combinación perfecta, era el momento, era la necesidad. Estaba como loca por sentir el contacto de sus manos, pero no las sacaba de sus mejillas, sin parar de besar, faltando el aire, sorbiendo la vida del otro a través de los labios, evacuando mil necesidades de su interior por unos labios que decían que eran todo deseo, y tuvo que guiar sus manos, manos que parecían torpes, pero claro todo no podía ser perfecto, pero de pronto notó como se movían gráciles, como le buscaban las cosquillas, y como a la vez la hacían saltar con destellos de más deseo, como dibujaban figuras ahora en el antebrazo, en el nacimiento de uno de sus pechos, cerca del ombligo, en el nacimiento de su culo, en todo su cuerpo, pero cuantas manos tenía aquel hombre, y que sabías eran, ya todo estaba entregado, ya no había rendición posible, ya no había prisioneros, la guerra estaba ganada… la ropa empezaba a sobrar… De pronto un golpe fuerte………………………………………….

…. Sin saber como, fue tomando consciencia de la situación… el golpe no era otra cosa que la puerta del dormitorio de sus hijos, Joan, el grande había cerrado la puerta tras él, mientras se dirigía hacía el baño, eran las tres de la mañana, y simplemente era su hijo que se dirigía para realizar unas necesidades que habían truncado algo… notó que sus dedos frágiles, acariciaban su entrepierna, todo había sido un sueño, un sueño ensalzado con sus autocomplaciencias, un sueño de un curso que fue… ahora su hijo tiraba de la cadena, puso atención, y pudo escuchar como rompía un poco de papel, como pasaba ese tramo por encima de la taza, como después hacía eso que tan contenta ponía a su madre, cerraba la tapa, porque los hombres si son pequeños, son más educables… y después se dirigía a su habitación, apagando la luz del baño… ella mientras seguía paseando sus dedos acariciando un clítoris hinchado, pero fugazmente, con suavidad extrema, sin producir ruido alguno, simplemente haciendo mantener el fulgor y la necesidad que se había creado… una vez Joan volvía a estar en su cama y la puerta cerrada, ella se esmeró en buscar el mismo hotel, la misma situación, el mismo destino, pero ya nada fue igual, era imposible volver a ese momento, pero aún así, el contacto con unos dedos que ahora eran fuertes, hábiles, embriagadores, y sublimes en el rozamiento, la llevaron a su momento, al momento en el que el cuerpo se tensa, al momento donde no quieres rozar, pero necesitas rozar, al momento en el que te quieres quedar quieta para disfrutar, pero que no puedes parar para alargar, en el momento en el que ella no se sentía culpable, ahora llegaba… ahora duraba… ahora se disfrutaba… estirada en la cama….sonó el despertador… se había dormido…

… una sola idea pasó por su mente… una noche más deseando, pero una noche más siendo independiente… porque es lo más importante… y sintiéndose un poco culpable…….. tal vez a la noche siguiente se llegara a quedar sin ropa… tal vez…. Un día comienza… que tengas un buen día, para ti que lees esto…

Agur-Adeu-Ciao

P.D. Dedicado a la valiente que contestó, a la que vive cada día luchando por sus hijos, a la que me llamó cáncer salido, porque ahora podrá decir algo más, y a todas las mujeres que habeís llegado hasta aquí. Y a mi querida "peque" que la tengo abandonada.

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