A veces pequeños gestos alegran el día...

Hay momentos en los que la vida te ubica en situaciones, digamos normales, a mi me pasó este domingo por la tarde. Llegaba yo de estar todo el día en la montaña, con mis dos perras, y la verdad estaba muerto cansado, eso de tantas horas caminando, dicen que al corazón le sienta bien, pero aún me dura el dolor muscular, hasta ayer, en la clase de salsa, los pies no daban los pasos, querían deslizarse.

En ese momento, en los momentos en los que te sientes cansado, son tal vez en los que más preparado estás para pensar, para captar, o es que no habéis sentido como después de un buen esfuerzo físico, y con energías para seguir estando atentos, vuestra mente se siente abierta, como si dentro del cerebro hubiera espacio para mil millones de conocimientos más.

Yo a esto lo llamo limpiar la presión y la ansiedad, es una sensación que tengo cuando llego a lo alto de una montaña con la bici, dejando atras sudor, sufrimiento, hasta golpes, pero llegar arriba y todo es aire limpio y puro, y ganas locas de respirarlo. O cuando has llegado a casa, y sin saber muy bien qué pasos das, te encuentras bajo la ducha, que humeante de vapor de agua, te hidrata, te calienta, y te relaja, tanto que a veces es difícil mantenerte en pie, te dan ganas de acurrucarte.

En esos instantes es tal vez cuando la sensibilidad se hace dueña de tus movimientos, y así me encontraba yo el domingo, cuando se abrió la puerta del parking, y en el fondo apareció mi padre. Buff, la figura de mi padre, que tan misteriosa ha sido y es nuestra relación, complicada, hiriente a veces, pero a la vez bastión y lucha, entrega total, imagen en la que mirarme, para hacer, y para no hacer.

Pero de eso no voy a hablar, hablo de como de pronto todo se te cae a los pies, porque te fijas, porque percibes, y de pronto ya no ves al padre que llegaba a casa tarde cada día, porque tenía que realizar jornadas en dos trabajos, y al que apenas disfrutabas excepto el fin de semana. Al mismo padre que luego veías orgulloso hablando del desarrollo de sus hijos. O al padre que hace años tenía a su primer nieto en las manos.

Vi de pronto a una persona mayor, gestos, arrugas, movimientos, torpeza, y de pronto percibes lo que con mi madre ya percibí en ciertos momentos, percibes que la edad pasa, que tal vez para el que escribe, este momento es de los mejores, porque si te cultivas, si eres un poco esponja, los 37 años son un regalo, y más si fisicamente te cuidas, y te acompaña el resto del cuerpo.

Pero hay edades que ya no son lo mismo, y no es mayor mi padre, pero ver esos detalles, y de pronto te quiere hacer una medio broma, yo desde el volante, y él ahí en medio, con su coche que lo tiene que apartar para poder aparcar el mío... y te hace ver que le molestas, que no se puede mover porque tu enorme trasto de hierro le estorba... y le sonríes, le regalas tu mejor sonrisa, le das lo mejor de ti, cuando por dentro tienes una lanza, un dardo, que se te ha clavado en el corazón, porque sabes que cada día que pasa ya no se repetirá, y te sientes apenado, dolorido, pero de alma, no físico.

Recogimos todo, aparcamos los coches, y juntos nos fuímos hacía casa, en otros momentos, tal vez el silencio hubiera acompañado nuestros pasos, pero en aquel momento, se hizo un poco de broma, yo, en plan irónico le pinchaba, es mi estilo, y el se reía...

Solo me faltó decirle que a pesar de todo, le quiero con locura... es mi padre...

P.D. Esta foto que hay abajo, no es mía, ni de mi padre, pero la he visto en el buscador de imágenes de google escribiendo "mi padre y yo"... y me he emocionado... un padre y un hijo... y un sentimiento... La Força d´un sentiment... i el Espanyol... un día yo estaré en esa foto y seré el padre...