martes, 16 de septiembre de 2008

Llegando ... y saliendo... del Cairo...


... de este viaje me han quedado grabados varios conceptos, el del buceo lo dejaré para otro post, este, el que me quema por dentro no lo puedo reprimir más... y va en la sintonía de nuestra llegada a aquel país que es Egipto, y de nuestra salida...

La llegada : Apenas cuatro horas de avión, y el piloto se dispone a aterrizar, todo fenomenal, apenas imperceptible el contacto con el suelo, que como todos sabemos, la sensibilidad anda removida con estos temas, pero ... bajamos del avión, avión que una vez se cerró la puerta fue un hervidero de árabe, desaparece el castellano, solo el inglés como lengua internacional, a pesar de que el vuelo era Barcelona-El Cairo... al salir a la pista para subir al bus, tu cuerpo se prepara para un choque brutal con la temperatura ambiente, en cambio te sorprendes, te das cuenta de que no es tanto, más que nada porque el ambiente es seco, con un punto de agradable, lo que no se escapa a la percepción es el olor, particular, diferente, en parte excitante, y en otra desechable...

En la terminal es mezcla, nunca mejor dicho, todo es mezcla, un guía con un rostro muy agradable, alto, fornido, y muy bien vestido es todo simpatía, agradable, con ese punto que tienen algunos hombres que provocan que te sientas cómodo según la distancia se reduce, protector, me gusta tener esa sensación, sobre todo en lugares tan remotos. Pero si miras a tu alrededor todo varia, de pronto eres pura percepción que en las otras cintas todo es diferente, en la nuestra sigue la mezcla de la Barcelona cosmopolita a la que nos hemos ya acostumbrado, razas, personas, colores, gentes, pero en las otras cintas...

Luego salimos al vestíbulo, lio, caos, movimiento, gentes, personas, miles de uniformes de lo que parecen policias, unos blancos, otros azules oscuros, otros marrones, una mezcla, armas, sobre todo es un detalle que me ha sorprendido para la idea de país "civilizado" que tenía de Egipto... si te fijabas veías armas automáticas por todos los lados, todavía no te atrevías a fotografiar, pero por ejemplo un policia llevaba colgada por decir algo, un arma automática corta en la espalda, mientras compraba tabaco en el estanco de la terminal, y aquella no era como las otras armas de culata de madera que imagino que no funcionaran ni la mitad, que serán más intimidatorias que reales, pero aquella... aquella era nueva brillante... me sentí preocupado... como preocupado me dejó ver varias personas, y no hablo de una o de dos, si no de varias decenas distribuidas por el aeropuerto con ropa de vestir, pero con sus pistolas bien visibles, no sé si tal vez se trataba de algo excepcional por alguna visita, o simplemente que alguien se chivó de que cáncer lunático se blandía sobre su terreno o cultura...jajajaja...

En la calle un monovolumen nos esperaba... rápido cambio de terminal, nos quedaba otro vuelo... de el Cairo a Sharm El Sheik, y entonces empezó lo bueno, estrépito, nervios, ansiedad, eramos once y en el vehículo parecíamos mil, ibamos mirando por una ventanilla, y luego la otra, el tráfico es lo que se puede definir un verdadero "caos organizado", los coches se cruzan por donde menos te lo esperas, todo el mundo pita, los intermitentes, Qué es un intermitente?, las luces muchas apagadas, un verdadero estrépito, y eso hace que tu estómago se emocione al principio, para luego entrar en una situación cercana a la ingestión de barbitúricos que te llevan a algún sitio que no sabes, pero que reconoces como muy malo y peligroso... jajajajaja...

Llegar a la siguiente terminal nos costó una media hora, y en medio fue fantástico, el monovolumen tenía capacidad para unas trece personas, pues cuando llegamos a la terminal correcta, iban como veinticinco o más, la gente se subía sin preguntar, sin comentar, era como tomar algo que pasaba, mágico, y no había un no para nadie, todo el mundo para adentro, y no pensemos que se trataba de solo gente árabe, recuerdo un chico con pinta de americano, que vió parada la furgona, y se tiró, pero tal cual, con su maleta, que como dotada de alas fue empujada hacia la parte donde existía el único hueco, y el puesto en el recorrido de la puerta lateral...

Sobre el resto de la llegada ya iré comentando...

Pero lo que de verdad me ha excitado y me ha molestado han sido varios concetos de la salida, es un país que te acoge con muchísima educación, buen trato, saben que eres una fuente de ingresos, y como no, son todo facilidades, otra cosa muy diferente es cuando abandonas el país, todo se vuelve un poco más férreo, más duro, los controles son más severos, ya no hay una diligencia tan refinada, o al menos tan rápida, es como si tu marcha significara una pérdida, y creo que ahí se equivocan, si tu imagen que va a quedar es la última, consigue hacerla mágica, así el sabor será bueno, y el regusto mejor...


La llegada al aeropuerto de el cairo el domingo a las ocho de la mañana se define como ... la marabunta... impresionante... sé que el Cairo tiene más de 20 millones de habitantes, pues parecía que se habían agolpado en el aeropuerteo, un caos, un hervidero, y yo esperando que aquello fueran las llegadas... tonto de mí, todo lo contrario, eran las salidas, pleno proceso de viaje a la Meca... la madre que me parió... de pronto las dos horas de margen que teníamos, más bien largas, se vislumbraban como apenas unos segundos, porque aquello asombraba...

De nuevo el mismo guía protector y acogedor, con su eterna sonrisa, y como no, con su buen hacer y su diligencia, consiguió que nos infiltraramos entre la gente y sin casi darnos cuenta ya estabamos en el interior, la verdad es que recomiendo que los trámites del aeropuerto realizarlos con agencia, es un poco más costoso, pero en aquella situación y por libre, no nos quitaba una hora de cola nadie, pero ojo, que se trata de una hora de cola para acceder al vestíbulo, luego queda facturación, y un par de controles más, con sus respectivos detectores de metales, y pasaporte, y más pasaporte...

Una vez de nuevo dentro del vestíbulo y con unas ganas locas de llegar a casa y poder compartir la primera comida española, se me aparece una sola imagen... tema que tal vez trate mañana, porque el tema de la mujer va a dar mucho de sí... vaya que sí... no os preocupeís que os hablaré de ello, pero la imagen que se me quedó fue la de unos ojos preciosos, marrones, pero preciosos, de una chica, me imagino que no tendría más de catorce o quince años, y solo ... solo... solo veía sus ojos... lo demás... os lo podéis imaginar....me dolió ver aquella imagen, pero eso es algo que comentaré en el próximo post a la vez que algunas preguntas que hice en un lugar sagrado, preguntas que tuvieron unas respuestas que me hicieron sonreir, por no llorar, y darme cuenta de cuanto error hay en el mundo... o almenos eso creo... Agur



1 comentario:

P de S. dijo...

Hola cariño,

He leído muy atenta el escrito de hoy y te puedo decir que me has echo viajar contigo, he cerrado los ojos y he volado en ese avión, he visto a todas esas personas que también has descrito y que con tanto respeto te daban al mostrar tan descaradamente las armas como si fuera la cosa mas normal.

Estoy ansiosa de leer el post siguiente de la mujer joven que solo dejaba ver sus ojos hermosos.

Petons de sucre pels teus llavis,