lunes, 28 de abril de 2008

Vuelvo PQ vas a CAMBIAR…verdad cariño???

No sé si empezar con una sonrisa en la boca, o más bien con un gesto histriónico, la verdad es que el tema tiene mucho para comentar, en parte porque de la experiencia se aprende y tal vez yo no sea la persona adecuada para comentar o versar sobre este tema, pero puede que sea lo contrario, sea capaz de poder enfocar las cosas desde un punto de vista “diferente” que ayude, o me ayude a entender muchas cosas.

Somos de naturaleza posesiva, en parte la gran mayoría de nosotros llevamos una hipoteca encima, losa de nuestra sociedad, aunque el que escribe se encuentra liberado, pero no por mucho tiempo, que le tengo echado el ojo a dos o tres posesiones que a la que pueda… lo dicho, la posesión es algo que está muy arraigado en nosotros, pero no solo la posesión en lo material, sino también en lo emocional, o es que nos creemos que no generamos lazos lo suficientemente fuertes como para creer que la persona que está con nosotros no es “nuestra”, pues sí es así.

Esta posesión, es de largo uno de los conceptos que más parejas ha roto, en parte porque suele ir acompañada de situaciones de inseguridad, no creencia de que la persona que está con nosotros es la que nos merecemos, de que cualquier día desaparecerá por la misma puerta que llegó, que tal vez no somos lo suficiente atractivos como para mantenerla cerca, que si mil situaciones que lo que hacen es crearnos cada día una sensación nueva de impotencia, de infravaloración personal, de que ya no somos lo que éramos, tal vez invita a sentirse mayores, a sentirnos menos deseados, a sentirnos que ya no estamos en la situación de la primera línea de batalla.

Y claro, además de todo eso, aparecen las grandes creencias, abandonadas desde hace tiempo por mi parte, que nos ayudan a seguir remando, las creencias de que el cambio llegará, de que la otra persona acabará realizando lo que siempre hemos vislumbrado, lo que siempre hemos creído tener cercano, lo que es lo que esperamos, lo que si nos damos cuenta, solo hemos “visto” en nuestros sueños. La gente no cambia. Esa es la verdad, aunque sigamos empecinados en que esto va a ser diferente, porque alguna vez lo fue, no, error, no será nunca lo mismo, porque las cosas, aunque cíclicas, no se repiten con la misma fidelidad, siempre hay algo que cambia, algo que matiza la situación, algo que la diferencia.

Quien no ha vuelto a aquel restaurante, el mismo en el que cenamos por primera vez, quien no ha ido al mismo paseo donde nos cogió de la mano la primera vez, o quien no ha diseñado de nuevo un fin de semana en la misma isla donde compartieron por primera vez un fin de semana de placer sexual infinito, de un fin de semana donde todo parecía mágico, donde se mezclaba la fiesta, la playa, sudor, lágrimas, abrazos, cariño, amor… quien no ha vuelto a provocar las mismas situaciones?, y la pregunta no es esa, quien ha conseguido algo parecido…

Las personas son como son, yo tengo 35 años, y a estas alturas ya me he definido, eso creo, con mis errores, que alguna vez comenzaré a enumerar, aunque no creo que Loquo tenga capacidad para tantas palabras, datos y frases, y con mis aciertos, ummmm deja que piense, de esto último, me parece que tengo 3 aciertos en la primi, vamos que tampoco es que sea un hacha, pero ya se sabe, desafortunado en el azar, afortunado en el amor… jajajajaja… pues debe ser que tengo alguna papeleta que no he mirado con todos los aciertos, porque lo que es el tema emocional…

Somos perseverantes, obstinados, hasta cierto punto obtusos, y siempre nos decimos a nosotros mismos, que todo cambiará, que ya no será lo mismo, porque ahora viene de otra manera, porque ahora la cosa es diferente, porque me quiere, porque le necesito, porque mira ese gesto, ya no lo hace, porque… no nos engañemos, la gente no cambia, simplemente se matiza, deja tal vez de radicalizar los comportamientos, pero en esencia las personas son eso, personas, y con ello va ligada una peculiaridad, la personalidad, sí eso que ya creemos extirpado de la sociedad del siglo XXI, pues no, la personalidad existe, tal vez ahora la mezclamos mucho con la imagen, aunque sigue habiendo personas que son del mito de aunque la mona se vista de seda, mona se queda.

Es así, muchas de las apreciaciones que tenemos de cambios en los otros, son más derivadas de nuestro deseo de percibirlas, que del propio hecho de que sean reales. Quien no busca un gesto positivo en ese chico que cada vez que nos pasa cerca, se lleva un suspiro, un deseo y parte de nuestra alma, pero ya lo probamos y no funciono, y claro cuando algo no funciona, lo primero que generamos es “la lista”, la famosa lista de defectos, y de errores, porque tenemos que focalizar lo negativo, dar una orientación de base a nuestra decisión, así que agrandamos lo que ni siquiera puede entrar en lo malo, para convertirlo en lo peor, por sistema de autodefensa.

Esa misma lista, que estuvo en nuestras bocas durante mucho tiempo, tiempo que dedicamos a explicar a nuestros allegados que aquello no podía ser, luego con el tiempo y la añoranza de lo que fue en su momento, va perdiendo tinta, se va diluyendo, apenas quedan renglones, ni tan siquiera recordamos que nos desesperaba cuando entrábamos en el baño, y veíamos su ropa interior tirada, abandonada, casi se podía decir que pertenecía a la decoración del ambiente, o como nos desesperaba cuando llegaba bebido, pero no por el hecho de llegar bebido, era por el hecho de no compartir ese rato contigo, de no hacerte partícipe de sus bromas, porque sabes que cuando coge el puntillo es una persona fantástica, una persona que sabe disfrutar y sabe hacer disfrutar.

No soy duro, no niego que hay gente que sí modifica sus comportamientos de forma radical, aunque si os digo la verdad, entonces que queda de ellos? O ellas?, nada, normalmente te acercas a una persona porque provoca algo de interés en ti, o tal vez demasiado interés, la vas conociendo, la vas descubriendo, vas viendo errores y defectos, y claro muchos aciertos, porque siempre que te acercas a alguien, la imagen es positivista, o quien no ha dicho aquello de “…a los tres o cuatro meses cambió, dejo de ser tan cariñoso…”, jajajaja, es la monda, es que no hemos querido ver más que lo positivo, y luego cuando vamos abriendo los ojos, y descubriendo que no todo es oro, si no que hay algo más, entonces es cuando de pronto nos exaltamos porque descubrimos una parte no tan positiva, y es ahí donde nos desesperamos, y cuando comienza nuestro afán de cambiar, de variar todo lo que no nos gusta, de cambiar sus amigos, de cambiar sus hábitos, hasta de ropa, lo queremos convertir en quien queremos, o tal vez en esa persona que siempre hemos querido tener al lado.

Pues yo digo que no debemos cambiarlos. Es más sencillo, o lo aceptamos como es, con sus defectos y sus virtudes, o lo dejamos ir, no hay más.

También seré fiel a la realidad. Los niños, esos personajillos que están en nuestras vidas, y que no son culto de observación para la gran mayoría, tal vez deberían ser examinados con más detenimiento, porque pueden explicar muchas cosas, muchas situaciones. Normalmente tienen una forma de comportamiento medio marcada, o marcada, hacen y deshacen, pero, ellos sí que cambian, pero porqué cambian, porque lo que van a recibir a cambio les satisface, les motiva, les da esa energía para realizar lo que tanto les cuesta. Es así.

Yo quiero cambiar, por ello, me he predispuesto a mi mismo a buscar justamente eso, algo que motive mi cambio, mejor dicho, alguien que motive mi cambio. No va a ser un cambio, sino simplemente, que me apetece conocer a alguien para compartir esta primavera-verano que se aproxima, alguien con quien poder tener mil conversaciones, compartir cenas y desayunos, salir de fiesta a bailar y disfrutar la noche, dibujar figuras en la arena de la playa por las mañanas, tener nuestros silencios el uno al lado del otro, alguien que me motive para abandonar mis fines de semana entregados a la salud y el deporte, alguien que me dé esa brizna de empuje, alguien con quien compartir algún viaje en coche, y algún fin de semana en avión, alguien con quien cambiar libros, alguien que me enseñe lo que tiene, y que se deja enseñar, alguien que me muestre su esencia, alguien que tenga ganas de cambiar…

Y sigo sin creer que las personas cambian…

Agur.

P.D. Esta vez sí que he dejado el enlace... úsalo si quieres compartir una cena tranquila, donde podamos hablar hasta que la mandíbula nos diga basta, una cena donde podamos ser nosotros mismos, una cena que acabará cuando nos levantemos de la mesa… y luego… el amanecer siguiente nos traerá las respuestas a la pregunta…


cancerlunatico@gmail.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo lo dejé ir....
Lou.