miércoles, 13 de mayo de 2009

Cata de vinos... o donde las personas son ellas mismas...


Buenos días, o buenas tardes, tal vez hasta buenas noches, porque muchas de las cosas que escribo no siempre se leen en el momento en el que uno las piensa, o las escribe, ahora son las 7:33 de la mañana, bien tempranito, como a mi me gusta, frescura, y sí, hasta las 8 no me pongo las pilas con el trabajo, así que en este ratito voy a comentar una cosa que me sucedió hace unos días.

Antes de nada quiero seguir con mi línea de agradecimiento, y como no, agradecer todos los comentarios de las que ya considero mis niñas, Asor, Maria, Vicky, Silvia, Sailor, Maritza, Jinete Palido, Anabel, Mai, Monnasan, todas las que en algún momento habéis participado de mis escritos y habéis puesto vuestro punto de opinión, gracias de corazón, y si me olvido de alguna, que seguro que sí, pues perdonarme.

La situación es un hecho que me ocurrió tiempo atrás, es extraño lo que llamamos tiempo, siempre es una percepción de la persona totalmente subjetiva, es un acontecimiento que se produce en una fecha, una hora, un instante, pero en cambio como se llega, como transcurre el tiempo hasta que sucede, y la percepción que te queda de ese momento, es muy personal. Por ejemplo, todos estamos deseando que lleguen las vacaciones, que pronto sea el momento de los nervios de preparar la maleta y hacer ese pequeño viaje que nos tiene ilusionados, pues este tiempo desearíamos que pasara volando, en cambio es leeeeeeennnnnnntooooooo, a que sí?... o tal vez esas personas que has conocido en un grupo, y que de pronto empiezas a coincidir, sin saber muy bien el por qué, pero te das cuenta que al lado de ese chico y de esa chica, te sientes cómodo, recogido, y la sensación de recordar el momento en el que lo viste por primera vez, te suena a rancia, a que hace años que está ahí, en cambio es tal vez menos de ese tiempo, mucho menos.

Pues mi recuerdo divaga entre lo lejano, que asocio a bueno, a buen recuerdo, y a cercano, porque todavía noto el sabor y el olor. Fue un regalo, una sorpresa, porque como todas estas cosas, tienen su punto de especial, cuando te asalta y te sorprende. Recuerdo que ese día, me encontraba delante del armario sin saber muy bien qué ponerme, son mis hormonas, un tio normal hubiera salido pitando porque iba justo de tiempo, pero yo no, yo siempre voy puntual y con mucho tiempo por delante, así que escogí un jersey de cuello de pico que me gusta, y que casualmente me pongo muy poco, eso sí, de lana y de una marca pija conocida, tal vez por eso no me lo pongo casi nunca...jajajaja...

Pues me dirigí al encuentro, saludo cordial como haces con los buenos amigos, y al centro comercial, obviaré dar nombres, pero si alguien está interesado que se ponga en contacto conmigo, jejejejej... pues el tema es que yo seguía sin saber muy bien qué ibamos a hacer, tal vez un masaje de esos rápidos, o algún espectáculo, o no sabía bien. Total que nos dirijimos a una pequeña tienda de vinos, sorpresa, y de las buenas. Faltaba todavía media hora, así que invertimos ese tiempo en lo que acabó siendo nuestra salvación, picar algo, apenas un frankfurt rápido, pero que a la postre fue el que enjuago los efluvios del pan preciado oro rojo, como yo lo llamo.

Cuando volvimos a la tienda, el terreno estaba despejado, una mesa enorme estaba solo poseída por unas copas altas, anchas y de buen diámetro de abertura, imagino que para airear el vino, quiero decir que es mi primera experiencia en este tema, así que no esperéis tecnicismo, para nada, simplemente es comentaros lo que percibí. Alrededor de la mesa se aglutinaba un grupo de unas 12 personas más o menos, muy bien no sabía en que rol ocupaba a cada uno, simplemente disfrutaba con una de mis mayores aficiones, observar, y como no, imaginar.

El perfil es difícil de generalizar, pero sí que diré que el personal que te encuentras es joven, creo que alrededor de los 35 años más o menos, y sí, noticia, hay chicos solos, y la verdad es que había un par de ellos que parecian buena gente, y hasta apuestos y todo...jajajaja... mensaje subliminal para alguna fémina... jajajajajaj... entre estos apuestos no estoy yo... jajajajajja...

La gente se distribuyó alrededor de la mesa enfrente de cada copa. No había prisa, era todo muy tranquilo, la tienda cerró la puerta, no sin antes sufrir un poco, ya que se trataba de esas puertas que se abren solas de vidrio, y claro, hasta que no conseguimos estarnos quietos un ratito, pues que no había manera, jajajaja... se hizo una presentación de la cata, sobre todo de la bodega, que en este caso se trataba de una unión de pequeñas bodegas, y con más incapié de la zona, en este caso Priorat y Montsant.

El tema lo capitaneaba un chico que al principio parecía soso, hasta un poco atontadito, pero que produjo otro efecto, ya vereís ya... acto seguido tomó la palabra una chica, entiendo que la persona designada por esas bodegas para hacer la presentación, argentina, es decir que el don de la palabra estaba garantizado, pero eso no era augurio de éxito, porque el éxito es el buen caldo.

Se empezó la cata con un vino blanco, en total eran siete los vinos que se iban a poder saborear. Excelente, me encantó, un vino blanco sorprendente, para nada parecido a lo que tengo en mente sobre ellos, tal vez comparando con delicias del mercadona como el Extrisimo Bach, o como el Viña Esmeralda, pues nada, todo lo contrario.

Aquí es donde empiezas a sorprenderte, a darte cuenta de lo poco avispado, sabio y desconocedor del tema, porque entre vinos hay pasos, reglas, marcas. Antes ya, hay cosas que ves en la situación, ves quien remueve bien el vino, lo airea, lo hacen hasta con arte, porque por un momento contemplas como giran la copa, con gusto, y el vino se pega a las paredes, gira alrededor del cuerpo de cristal, sin apenas tener cantidad en su centro, creo, que si yo hago algo parecido todos prueban el vino, pero puesto encima de sus ropas.

Hay gente que se lo bebe todo, hay quien no hace más que probar, la historia está en que una vez se va a cambiar de vino, el resto, si es que hay resto, lo deposites en una especie de cubitera enorme, que parece vacía, lo debes tirar, nada de escupir el vino ni cosas parecidas que había escuchado, luego, al principio de la fila, se pone un poco del nuevo vino a probar en la copa del primer comensal, este agita la copa para que el vino desposea de fuerza al anterior, y ese resto no se tira, se pasa al siguiente comensal y así hasta llegar hasta el último que este sí que lo tira, de esta manera la copa se vuelve "virgen" de nuevo.

Nota : Comentan que las buenas copas de vino, no se lavan nunca con jabón, porque el jabón se adhiere al cristal y mata los sabores, es decir, lavar con agua, secar con papel de cocina y a guardar la copa, hasta el lapiz de labios mata el gusto. Demasiado exquisitos los veo yo a estos... jjajajajaja... pero hay que aprender.

Así vas probando diferentes tipos de vino, jóvenes, no tan jóvenes, y la gracia es que según va avanzando la cosecha, vas mejorando en calidades de vinos, vinos con más color, con más cuerpo, reservas exquisitos te deleitan la boca con las últimas catas. Aprendes cosas como poder comprobar el color de un vino, siempre contra un fondo blanco, a buscar el aro que lo circunda, para ver si tiene o no tiene más grados, o menos. Escuchas cosas como que no siempre la huella que deja el vino al moverlo en la copa es índice de la graduación, porque como en todos los mundos, hay criterios de personas muy dichas que chocan en este sentido, extraño, porque para mí era una de las pocas verdades del vino, huella que baja lenta y produce lágrima, era hasta ahora, marca de que el vino había que beberlo poco a poco, ya que iba a apretar de lo lindo, y como no, a soltar la lengua, y tal vez volverla complicada, y sobre todo juguetona.

Pero lo interesante es la gente. Aquí, como en todos los lados, siempre hay quien despunta, suele ser el dicho en el tema, tal vez uno que hizo un curso, y que claro, eso le costó dinero, y ahora lo hace rendir en soltar comentarios técnicos. Pero eso no tiene valor. Valor tiene los diálogos que se producen, porque te piden que participes diciendo cosas que notas, olores, aromas, sensaciones, te hablan de que muchas de las cosas tienen un sentido. Pero claro, en las tres primeras catas solo habla el mismo, tal vez acompaña alguien, en cambio en la quinta, jajajaja... aquí hay que pedir número para opinar, es gracioso como la sensación de comodidad se dispara en función proporcional a los caldos probados.

Hasta ese chico que decía al principio de que parecía soso, se transforma en un personaje que te hace sentir bien, es hasta cierto punto gracioso, sin ser de la comedia, técnico, sabe transmitir con palabras sencillas, disfruta de lo que está haciendo, y como tal, lo transmite, cuenta historias, vive momentos, y te hace navegar en esa tierra, te ves casi pisando aquella zona, sintiendo el olor de la lluvia recien caída sobre las viñas, te ves con el polvo del verando, o con el barro del otoño, sientes vives, disfrutas, tornas los ojos y casi se puede decir que tocas las uvas, hay momentos en los que tus pies parecen sentir debajo de ellos el cuerpo del raim, que pisas para conseguir buen caldo. Notas la presencia de esas personas que escojen las mejores viñas y sus mejores productos, para realizar el vino estrella, parece que estén al lado, diciéndote ésta sí, aquella no, en ese momento, ahora sí que vale la pena, es un momento mágico, tal vez el momento mágico.

Aquí tengo que decir que soy torpe. He descubierto una cosa, que no tengo gustos, soy torpe en distinguir gustos y sobre todo aromas y olores. La gente no trabaja senaciones que puede recibir, yo soy uno de ellos, me cuesta adivinar los ingredientes que tiene un plato cocinado, me cuesta rememorar momentos y decir a que olían, pues con el vino es una mezcla de esto, tiene su composición, sus aromas, sus sensaciones, sus gustos, por ejemplo, se habla de un vino redondo, y es redondo porque cuando lo bebes, te acaricia toda la boca, por ejemplo los laterales de la lengua se estimulan, es como si salibaras, también afecta al paladar, arranca un poco de picor al final de la lengua, en definitiva es eso, redondo, ataca a toda la boca a la vez, pues ves, se aprende algo más.

Pues yo lo siento, pero no era capaz de asociar los efluvios de los vinos a olores conocidos, aunque te dan la pista de no dar nombre, si no decir que este olor es como el que sentías cuando estabas en una situación que te ocurrió, y así asociar a tal vez las plantas que había alrededor. Aquí, sí que la gente se lanzaba, y daba nombres extraños, cabe decir que era la sexta cata, jajajajja... pero la deshinibición era total, ya no solo hablaba el técnico, que seguía en sus tecnicismos, no, ahora muchas personas sonreían cuando escuchaban depende de que cosa, o de que palabra se utilizaba.

La cata acabó con un vino dulce, apoteósico, un vinito para acompañar al postre, pero en dosis cortas, porque tiene gancho, tiene golpe, tiene... tiene que si te bebes dos o tres chupitos, pues eso que sales... jajajajaja...

La verdad es que fue una buena experiencia, cierto es que me sobraba ropa por todos los lados, jajajaja... si lo llego a saber me voy con algo fino, que el vino ataca. También recomiendo comer algo antes, porque si no, no se disfruta, tal vez porque en la segunda o tercera cata, y con el estómago vacío, pues eso, que te pones tonto, piensa que no solo es beber, que es tema de aromas, así que te invade por nariz y boca, vamos que te sientes lleno. Y que la gente empieza a ser la persona que gusta de ser, recuerdo que había más personas por allí del negocio, y que según fueron avanzando las catas, se iban convirtiendo en más agradables, casi te contaban su vida, o el caso que os he dicho, el del anfitrión, que hoy, desde el anonimato, le agradezco la tarde-noche que nos dió, supo hacerme feliz con una simple cata de vinos y con sus historias.

Os recomiendo que lo provéis, y para los que piensen que se trata de algo prohibitivo, os comento que no, que en este caso había un cartel en la puerta que 10 € por cata, y lo bueno es que las programan, de diferentes zonas, las próximas eran creo recordar, de Somontano, Ribera del Duero, Internacionales, pero siempre bodegas y cavas pequeñas, nada de lo conocido y comercial, que eso no tiene gracia, aunque no digo que no sea bueno, pero lo bueno es sorprenderte, y yo sí, yo me sorprendí. Como no, agradecí mucho el regalo, hoy todavía lo estoy agradeciendo, porque por un momento me ha vuelto aquel sabor a la boca, noto el aroma, el cuerpo, el vino, el oro rojo.

Gracias...

P.D. Por cierto son las ocho y cinco, me pongo a currar... gracias por haber compartido esta mañana de buenos caldos, en parte me siento un poco como un alcohólico, con la copa de vino de buena mañana en la mano... Agur

2 comentarios:

Asor dijo...

Bien, bonito regalo, por lo menos original...
Pues cuando haya una de cavitas, me avisas, jaja, el cava y yo... el tinto como que no me va tanto, ves??, yo un blanco, o cava directamente...
Que tengas buen dia

Maria dijo...

No estaría mal para el fin de semana ir a una cata de vino. Un besote