jueves, 5 de marzo de 2009

Mecido en la cuna... acariciado en la mañana...



La vida te suele dar más golpes que alegrías, y tal vez por ello, nos solemos ir adaptando, quien no recuerda aquella infancia en la que te decían "no toques", y acto seguido un pinchazo en nuestro interior era la premonición de que para allá que ibas, en verdad no es que me acuerde mucho, me acuerdo más de "quemarme", "caerme", "salpicarme", pero sobre todo de las reprimendas que llegaban detrás...hoy en día en los niños sigues viendo los mismos comportamientos, es increible, el mundo evoluciona a una velocidad de vértigo, pero en los niños sigues viendo los mismos comportamientos, siguen siendo naturales, tal vez las únicas personas naturales que quedan en el mundo, lástima que pronto se corrompen, y se desvirtuan por cónsolas, y otros artilugios, que los ves con dos añitos poniéndose ellos solos los DVD que tanto les gustan...

Pero pronto llega la adolescencia... o rebeldía en la piel... jajaja... mis poros eran brillo puro de lo contrario, hacía donde se movía lo general, hacía la izquierda? ... pues vale, yo para la derecha, siempre a contra corriente, por eso me hice del Espanyol, porque no me va lo fácil, no me va el triunfo sencillo, no me gusta ser lo que la mayoría, y claro, luego descubres que no es solo llevar la contra, es sentir sensaciones y entonces te enamoras... sí, es lo que nos pasa en la adolescencia, que te enamoras hasta de las piedras, jajajaja, sí, así, solo que algunos tienen la cara de propagarlo, y otros la discrección de llevarlo en silencio, pero a fin de cuentas todos vivimos nuestras historias de amor, y disfrutamos con ellas, las sentimos, descubrimos, sonreímos, madrugamos, trasnochamos, nos emborrachamos, padecemos, alegría, jolgorio, los conciertos, las broncas, las peleas, las reconciliacioens, el asiento de atras del coche, el de delante, la playa, como molesta la arena de la playa depende en qué momento, bajo las estrellas, vives el mejor momento de tu vida... pero sufres, y te vas modificando, como los niños, que van aprendiendo lo que no deben hacer, pero por qué sus sentidos se lo devuelven como muestras de dolor, que no por las órdenes de los mayores...pues así, a través del dolor los adolescentes van aprendiendo... por desgracia es así.

Y llega la madurez, o mejor dicho, el mejor momento de la vida de una persona, tal vez rondando la treintena, en el momento en el que todos tenemos marcado nuestro camino, nuestra forma de vivir, donde ya nos hemos hecho ese hueco, producto de un pasado sacrificado, ya sea por la consecución de unas tiltulaciones a base de estudiar, o bien de sudar en nuestros puestros de trabajo, para poder progresar, sea como sea, nos encontramos como personas en una plenitud que cuidamos, que vivimos, que disfrutamos, somos quien posiblemente hemos querido ser, con más o menos éxito profesional, pero a fin de cuentas, estamos en un lugar y somos consecuentes y hasta felices con ello.

Pero y lo emocional, eso que nos marcaba tanto de pequeños, que nos empujaba en la adolescencia a tirarnos al vacío sin paracaidas, porque siempre esperabas que abajo hubiera alguien para recogerte, para darte cuidados, como en nuestros primeros días, alguien que te mece la cuna, que te calma en momentos de llanto, o de cabreo, alguien que impulsa ese artilugio para que con su va y ven, tu cuerpo se calma, te relajas, saboreas el ondular del movimiento, del aire que te da en la cara, y quieres que no pare de mecerse, sin importar quien sea, aunque sabes bien quien es, por su presencia por su olor, por su calor, por su respiración... y te duermes...

Pero a nuestra edad no hay cunas... no las hacen para personas tan grandes... y buscas la metáfora, para poder sentirte bien, buscas esa persona que te meza, que te haga volver a ser risueño, que te haga ir y venir, que te relaje, que te de tranquilidad, que te colme de paz, que te ayude a ser quien quieres ser en tu lado emocional, que te mejore, que te haga sentir que puedes ser diferente, porque eres diferente, en cambio no lo aceptas, te niegas, porque tu cuerpo sabe lo que es el "dolor", y de pequeño se sufre pero se olvida pronto, de adolescente se padece y cuesta más de sacar, pero de y de adulto... quien soportaría hoy el dolor de unos dientes que empezaran a salir... nadie ... nadie...

Y modificamos nuestra naturaleza, nos escondemos en nuestros trabajos, negamos la existencia de lo que es, seres racionales, que necesitan de las "relaciones" personales, porque sin ello se vuelven uraños y hermitaños, pero no queremos sufrir... no queremos...

Hoy os adjunto un enlace... lo siento... vuelve a ser de El Ultimo de la Fila, pero me ha encantado, es un vídeo de un chico que se lo dedica a su sobrina, el tío se lo ha trabajado, lo ha sudado y lo ha vivido, pero es feliz, porque se lo dedica a su sobrina Sara, desconozco quién es, pero hoy desde aquí le quiero dar las gracias, me he emocionado viéndolo y leyéndolo, y he pensado en mí y en mi sobrino... sobran las palabras...

Disfrutarlo...

"Sara" del Último de la fila por Carlos Suárez un desconocido... y un pedazo de hombre...

http://www.youtube.com/watch?v=mYZwI6RxqyI

Dedicado a cada una de las "Saras" dulces de este mundo, vosotras...que alguna vez fuistéis niñas y alguien os mecía la cuna y os acariciaba por las mañanas...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

desde que empezamos a sentir, empezamos a padecer....es inevitable, van ligado, que es lo mejor? vivir feliz o vivir con miedos? pero si ya hemos padecido y se ha superado....no lo volveriamos a superar? o es el miedo que nos impide superar, vivir....

Buf!!! hay muchos puntos en tu escrito...y poco tiempo

Un beso

Anónimo dijo...

A veces el mismo miedo es lo que nos impide volver a intentarlo.
No todo el mundo logra superarlo...
Un beso

Anónimo dijo...

pero todo el mundo puede....todo el mundo dispone de las mismas capacidades, tan sólo hay que desearlo....
Otro beso

Anónimo dijo...

Un viejo sabio dijo una vez, los malos recuerdos siempre acaban en la biblioteca del olvido, los buenos te acompañan toda la vida............como un aliado y fiel amigo.
Un beso